"The Secret Supper" is available in abridge (2 CD set) and unabridge (6 CD set) Audiobook versions. Published by Simon&Schuster Audio, the book is read by Simon Jones. You can hear a clip by clicking in the icon below and to obtain more information about this product by clicking here.
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avier
Sierra lleva recorridos más de un millón de kilómetros por África, América
y Europa tratando de dar respuesta a algunas paradojas que ha encontrado
en diversas civilizaciones y momentos históricos. Su obra En busca de
la Edad de Oro (publicada por Grijalbo, Círculo de Lectores y DeBolsillo),
recoge al fin algunas de esas incógnitas a las que ni historiadores,
ni antropólogos han sido capaces aún de encasillar. Un trabajo fascinante,
sembrado tanto de anécdotas como de evidencias, que entusiasmará a toda
clase de lectores y les hará “viajar” a los grandes escenarios del misterio
de este planeta.
Estas son, a modo de ejemplo, siete de las grandes incógnitas que Sierra
aborda “in situ” con un estilo fresco y dinámico, siempre asesorado
de cerca por las principales autoridades mundiales en cada uno de los
enigmas que plantea:
1. Las pirámides son estrellas
Recientes investigaciones arqueoastronómicas –que relacionan monumentos
antiguos con su orientación a determinadas estrellas- han demostrado que las
célebres pirámides de Giza, en El Cairo, imitan la disposición de las tres
estrellas del llamado “cinturón” de Orión, y que la Esfinge marca los
amaneceres del equinoccio de primavera desde la noche de los tiempos.
2. Las catedrales, templos de Osiris.
En las primeras catedrales góticas –desde Chartres hasta León- se grabaron
escenas piadosas, como la del Juicio Final, en las que se ve a un ángel
pesar el alma de los difuntos antes de decidir si mandarlos al cielo
o al infierno. Pues bien, esos relieves son virtualmente idénticos a
escenas del célebre Libro de los Muertos egipcio, compuesto más de veinticinco
siglos antes en tierras del Nilo. ¿Cómo se transmitió un saber relacionado
con el “paso al más allá” desde el antiguo Egipto a la Edad Media europea?
3. Las líneas de Nazca, hechas para hombres voladores.
En la Pampa Colorada al sur del Perú, se extiende el mayor enigma
arqueológico de Sudamérica: las pistas de Nazca, un conjunto de líneas
rectas y figuras –algunas de más de 20 kms. de extensión- que atraviesan el
desierto más seco del planeta, y que sólo son visibles desde el aire. ¿Se
voló en América mucho antes de la llegada de los españoles? Sierra
reinvestigó este misterio, sobrevoló con detalle la región y descubrió que
Nazca es sólo la punta de un enorme iceberg arqueológico. En otras regiones
cercanas, como Palpa, las líneas se multiplican exponencialmente, como
también las figuras extrañas de seres gigantes de cabezas cuadradas, con
antenas, o animales exóticos nunca antes catalogados por nadie.
4. Un “Sputnik” en un cuadro de 1600.
En 1600 el pintor sienés Ventura Salimbeni, uno de los decoradores de
la Biblioteca Vaticana de Roma, pintó un fresco en un pueblecito de
la Toscana en el que aún puede admirarse una esfera con antenas que
se asemeja en todo a los primeros “Sputniks” rusos. ¿Se adelantó Salimbeni
al tiempo, como hiciera Julio Verne en sus célebres novelas? ¿Cómo se
explica que un hombre de inicios del siglo XVII pudiese imaginar siquiera
el aspecto de un moderno satélite geoestacionario?
5. Un mapa de 1513 “descubre” la Antártida
La Antártida fue descubierta oficialmente en 1818, sin embargo un mapa turco
de 1513 –el primero que reprodujo el perfil atlántico de América casi por
completo- incluye el contorno norte del continente helado... aunque
extrañamente desprovisto de hielos. Quienquiera que obtuviese esa
información geográfica debió hacerlo antes de la última glaciación, antes de
que los hielos sepultaran esa remota latitud, y lo hizo ¡hace 8.000 años! La
pregunta es ¿quién?
6. Los túneles de los dioses.
Cuando Pizarro llegó a Cuzco con la intención de arrebatárselo a Atahualpa,
buena parte del oro del Templo del Sol desapareció sin dejar rastro. Jamás
fue encontrado y los españoles se temieron lo peor: los sacerdotes fieles al
soberano Inca debieron haberlo escondido en una intrincada red de pasillos
subterráneos a los que llamaron chinkanas. Javier Sierra investigó de
primera mano aquel asunto y descubrió que bajo ese templo –hoy Convento de
Santo Domingo- se extiende una red de túneles arquitectónicamente
prodigiosos. Es improbable que los incas los construyeran, pero no que los
heredaran de un pueblo anterior. ¿De qué pueblo? Y aún más: ¿Sigue ahí abajo
el oro sagrado de Atahualpa?
7. Pirámides en canarias.
En Güímar (Tenerife), se levantan todavía un conjunto de pirámides que
desde 1990 son objeto de una agria polémica. El explorador noruego Thor
Heyerdahl cree que son antiguas, quizás guanches, y demuestran que los
primitivos pobladores de las islas, como los egipcios o mayas con anterioridad,
bebieron de una cultura madre común hoy perdida o estuvieron en contacto
a través del mar. Otros expertos, sin embargo, creen que son más recientes
y sin implicaciones históricas de consideración. Javier Sierra, junto
a expertos como Graham Hancock o Robert Bauval, repasa la prueba más
sólida de su antigüedad: su precisa orientación astronómica.
Y además, En busca de la Edad de Oro incluye las investigaciones de Javier
Sierra entre los dogones de Mali; tras las huellas de Julio Verne; en Guinea
Conakry tras ciertas “piedras azules” caídas del cielo; en Luxor,
Alejandría, Venecia, La Paz o Jerusalén. Pero, como dice su autor, este
libro es sólo el principio de su carrera tras los grandes misterios del
planeta...
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Ficha Edición
Príncipe
· ISBN - 8425335264
· Editorial - Grijalbo
· Género - Ensayo
· Páginas - 320
· Ediciones - 2ª
· Año - 2000
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Libro
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Capítulo
I del libro
Notas en prensa:
Con más de un millón
de kilómetros a sus espaldas, y con el polvo de varios continentes cubriendo
sus botas, Sierra hace una revisión in situ de aquellos misterios que
pese al tiempo transcurrido continúan planteando serios interrogantes
a historiadores y arqueólogos. (Lorenzo Fernández
- Enigmas)
Un apasionante cuaderno de viajes, donde el lector enamorado de los
misterios encontrará datos suficientes como para que su visión de la
historia cambie para siempre. (Carmen
Machado - Año Cero)
Javier Sierra (...) estima que esa creencia remite a algo que realmente
existió, a una época ancestral de la historia en la que una o varias
civilizaciones se desarrollaron enormemente y desaparecieron bruscamente
dejando tras sí cierto número de evidencias y conocimientos que ‘heredaron’
pueblos como los antiguos egipcios o los habitantes de Tiahuanaco, en
Bolivia. (Más Allá)
En busca de la Edad de Oro es, en fin, una invitación a rescribir el
conocimiento que tenemos de nuestros propios orígenes. (Karma 7)
...Además, sus indagaciones (las de Javier Sierra) sobre el tesoro de
los incas han dado pie a una excavación en Cuzco: ¡y acaban de localizarse
ahí las galerías que él intuía! (Víctor Amela
- La Vanguardia)
Esta obra (...) da cuenta apasionada de los numerosos viajes y estudios
realizados para recoger esos datos que, en palabras de su autor, ‘pueden
poner en tela de juicio todo lo que creíamos saber de la historia de
nuestro pasado’. (Manuela Suárez
- ABC)
Viajero, en fin, de veinte países y ciento veinte enigmas, posee una
sospechosa habilidad para encontrarle a todo un sentido secreto y fascinante,
y lo raro es que nos lo cuenta con una naturalidad a prueba de escépticos. (Antonio Losantos
- Diario de Teruel)
Siempre amable, siempre correcto, el discurso perfectamente hilvanado
de Sierra parece delatar que su condición natural es la de comunicador,
notario de aspectos anómalos de la realidad muchas veces investigados
por él mismo y que desafían toda lógica convencional. (José Gregorio
González - El Día "Tenerife")
Sierra gusta definirse a sí mismo como viajero. Su última entrega es
una prueba: una treintena de viajes con provecho placentero, pero también
con espíritu descubridor. Fruto de la tenacidad y el cosmopolitismo,
En busca de la Edad de Oro alude a esa era inigualada que el autor sitúa
hace sólo diez mil años, parca en huellas y sin embargo revolucionaria
a la hora de reconstruir nuestro pasado. (Antonio Losantos
- Diario de Teruel)